Carlos Fuentes sobre Chiapas



     


                   **Aqui la opinion del escritor mexicano 

                   -Carlos Fuentes- sobre Chiapas.
                   **En mi opinion, la voz de un intelectual 

                   que representa el pensamiento de miles

                   de latinoamericanos.
    La cuestion chiapaneca
    **por Carlos Fuentes**
   Leyo' Ernesto Zedillo la nota de la revista Time en la que 

   abiertamente se hablaba de un presidente ``derretido''?  Penso' que en

   poli'tica, mucho ma's que en filosofi'a, tuvo razo'n el obispo Berkeley 

   cuando dijo hace ma's de dos siglos: El Ser es la Percepcio'n?  Se 

   impaciento' de ser percibido como un presidente de'bil y poli'ticamente 

   inexperto?  Se dolio' de que su presidencia, sustentada sobre bases 

   electorales mucho ma's firmes que las de su predecesor, Carlos Salinas, 

   no gozase de la fuerza que pronto alcanzo' e'ste?  Pero co'mo gano' su 

   fuerza Salinas, siendo un presidente con legitimidad electoral tan 

   discutida?  Podi'a Zedillo conquistar fuerza y confianza pu'blica con el 

   equivalente del Quinazona acusacio'n y encarcelamiento del nefando 

   li'der petrolero Joaqui'n Herna'ndez Galicia en enero de 1989, que tantos 

   aplausos le valio' a Salinas?  Que' Quinazos le quedaban a Zedillo, 

   agobiado por las sucesivas devaluaciones del peso, la fuga de 

   capitales, la evaporacio'n de las reservas, las amenazas de moratoria 

   de pagos y bancarrota, los pre'stamos con o sin condiciones?  No teni'a 

   cuatro buenas opciones y una mala?  No era la primera buena opcio'n 

   remover a un gabinete de mediocridad flagrante y sustituirlo con otro 

   verdaderamente competente, representativo del talento y la pluralidad 

   nacionales y abocado a atender una situacio'n de emergencia?  No era la

   segunda buena opcio'n llevar a una conclusio'n justa, crei'ble y ra'pidal    

   avance hacia una plena

   democracia mexicana, a partir del Acuerdo Poli'tico Nacional suscrito entre 

   los partidos y el gobierno el pasado mes de enero?  Y no era la cuarta, la 

   opcio'n de mantener la tregua en Chiapas, arma'ndose de paciencia y ma's 

   paciencia, como lo dijo el presidente hace poco, argumentando contra los 

   halcones de dentro y de fuera del aparato oficial que usar la fuerza en 

   Chiapas no significaba acabar con la violencia en Chiapas, sino aumentarla 

   alli' y en el pai's entero?  Por que' opto' Ernesto Zedillo por la quinta y 

   ma's mala de sus opciones: romper la tregua en Chiapas?  Porque era la ma's 

   fa'cil para desvanecer la imagen de debilidad presidencial?  Corriendo el 

   riesgo de aparecer ma's de'bil que nunca, prisionero del eje'rcito, de los 

   halcones nacionales, de los tiburones internacionales y, aun, del gobierno 

   norteamericano?  Co'mo saber, a la luz de la flagrante contradiccio'n entre 

   la poli'tica de ha'bil paciencia y voluntad ne que la mera presencia

   del eje'rcito en el peri'metro de la tregua era suficiente para asegurar 

   la contencio'n del conflicto y darle tiempo y ma's tiempo, pero tambie'n 

   ma's y ma's exigencia de imaginacio'n poli'tica, a su solucio'n?  No se 

   debi'a negociar ya con encapuchados insurgentes en una iglesia cato'lica 

   en espera, quiza's, de que el pai's deje de negociar con encapuchados 

   oficiales en la iglesia del PRI?  Alguien cree que los arsenales 

   descubiertos en Veracruz y el Distrito Federal son, de ser del EZLN, 

   una amenaza real para el gobierno?  Son estos ridi'culos ``arsenales'' 

   =3DADdiez armas de fuego, tres can~ones caseros, dieciocho granadas, dos 

   minas, nueve kilos de explosivos y 946 cartuchos=3DAD mayores que los de 

   cualquier asaltante bien provisto en una de nuestras grandes ciudades?
   No tiene mejor armamento cualquier pequen~o cacique pueblerino de 

   Me'xico?  Y por que', en un re'gimen que se dice comprometido con la 

   reforma y eficacia de la iene armas y que hay

   centenares de publicaciones que se han ocupado del conflicto 

   chiapaneco?  Se trata de liquidar la cada vez ma's destartalada fama 

   del PAN como partido de oposicio'n?  Tiene razo'n Porfirio Mun~oz Ledo 

   cuando habla de un re'gimen de Estado bipartidista PRI-PAN?  Se ha 

   convertido la Procuraduri'a General de la Repu'blica en la PANaderi'a 

   General de la Repu'blica? Y mucho ma's gravemente,  este especta'culo 

   digno de la Santa Inquisicio'n anuncia tiempos de pesquisa ideolo'gica,

   de satanizacio'n de la heterodoxia, sea poli'tica, intelectual o sexual?
   Entramos a un periodo de guerra sucia a la argentina?  Con que' 

   garanti'as cuentan los ciudadanos, los diarios y revistas, las 

   universidades y los centros de investigacio'n y sobre todo los 

   individuos y sus familias, cuando se crea un clima inquisitorial, de 

   asociaciones delictivas, en el que todos los cavernarios poli'ticos del 

   pai's se sienten autorizados, por la energi'a y la voluntad iales que 

   los halcones se

   apresuran a aprovechar, hasta convertirse en los campeones de una 

   libertad excluyente de los dema's porque son inte'rpretes privilegiados 

   del pensamiento presidencial?  No abre, ominosamente, Zedillo esta 

   perspectiva cuando sataniza a las dirigencias del EZLN diciendo que no 

   son ``ni populares, ni indi'genas, ni chiapanecos''?  No son, en todo 

   caso, mexicanos?  Debio' Simo'n Boli'var abandonar su condicio'n de 

   aristo'crata venezolano para liberar a los esclavos de la mita peruana?
   Debio' el Che Guevara abstenerse de luchar en Cuba porque era 

   argentino?  Teni'a algo que ver el cura Hidalgo, lector de Rousseau, 

   con las turbas iletradas de la Independencia mexicana?  Y en que' 

   momento se convirtieron los representantes zapatistas, de dirigentes 

   dignos de sentarse a negociar, en delincuentes dignos de ser 

   exterminados por el gobierno?  Son ciertos los informes de ejecuciones 

   sumarias en Chiapas, las declaraciones de tortura de mujeres 

   zapatistas a las que las confesiones les fueron arrancadas con 

   amenazas y toques ele'ctricos?  Y quie'n nos asegura que, una vez 

   liquidada la insurgencia zapatista, se atendera'n de verdad los 

   problemas seculares de Chiapas?  Estari'an esos problemas presentes en 

   nuestras conciencias si no hubiera sido por Marcos y el EZLN?
   Volvera' Chiapas, sin Marcos y el EZLN, a caer en manos de 

   gobernadores ineptos y corruptos, volvera'n a hundirse los ancestrales

   reclamos de la regio'n en el olvido, la desesperacio'n y la injusticia?
   Por que' se tilda de delincuentes a los insurgentes zapatistas y se 

   trata como pu'dicas doncellas a los finqueros, los ganaderos, los 

   rapamontes, los terratenientes que explotan a Chiapas con la impunidad 

   y la alevosi'a que les dan sus guardias blancas?  Por que', siempre, 

   tanta violencia contra los de'biles en nombre del derecho y tanta 

   justicia hacia los poderosos en nombre de la impunidad?  Terminara' 

   esta guerra, reiniciada por el gobierno, restaurando simplemente el 

   status quo ante en Chiapas?  Sera' una guerra breve, una operacio'n 

   quiru'rgica en la que las voces de la protesta y de la justicia sean 

   sofocadas al cabo por el coro adulador y legaluyeo de la razo'n de 

   Estado, los imperativos financieros y otros biombos de la injusticia 

   perpetuada?  O sera' Chiapas una guerra larga, de atricio'n, un Vietnam 

   mexicano en el que el colonialismo interno somete a sus sujetos 

   coloniales, una Chechenia que no se atreve a decir su nombre, una 

   sombra separatista proyectada sobre el futuro de Me'xico por la 

   impaciencia y la ceguera centralistas?  Confi'a el presidente Zedillo 

   en una operacio'n veloz que le permita, de alli' en adelante, gobernar

   con firmeza a favor de una poli'tica democra'tica?  O son la democracia, 

   el acuerdo poli'tico y la voluntad negociadora, las primeras vi'ctimas de 

   la nueva guerra en Chiapas?  No dice acaso verdad Adolfo Aguilar Zi'nser 

   cuando advierte que con la razo'n de la reforma democra'tica de su lado, 

   ``un gobierno en tra'nsito genuino, real, tangible a la democracia y la 

   justicia'', le quitari'a razo'n a los zapatistas y los obligari'a 

   forzosamente a negociar?  Es demasiado tarde para restaurar la poli'tica 

   de paz, paciencia y negociacio'n en las que Zedillo debio', con 

   persistencia, fundar su propia autoridad presidencial?  Hoy, esta' 

   enajenada esa autoridad al eje'rcito, a la bolsa de valores, a los ultras 

   mexicanos, a los menos numerosos pero a los ma's rapaces?  Ha dividido el 

   presidente de Me'xico al pai's, creando las condiciones para un 

   enfrentamiento civil?  No conto' el Quinazo de Salinas con un consenso 

   nacional, mientras que el ``Chiapanecazo'' de Zedillo carece

   de e'l menos que identifiquemos la adulacio'n con la nacio'n?   Cuenta Zedillo con la fatalidad del olvido, el desgaste de las convicciones, 

   el peso aplastante de la necesidad?  O puede au'n ser un presidente con 

   la autoridad que e'l mismo ha explicado, la autoridad fundada no en el 

   autoritarismo sino en la democracia?  Pero puede Zedillo conquistar la 

   verdadera autoridad sin el apoyo de la sociedad civil, los partidos 

   poli'ticos y sus organizaciones?  Es e'sta, al cabo, no una lucha 

   aislada en la selva Lacandona, sino una lucha nacional entre las fuerzas 

   de la oscuridad (dinosaurios del PRI, caciques, asesinos emboscados, 

   especialistas en represio'n) y las fuerzas de la luz (la sociedad civil 

   en su conjunto)?  Quedara' Zedillo sometido a las sombras, dividido 

   entre sol y sombra, o salvado por la luz?  Depende

   la respuesta so'lo de e'l, o de la mayori'a de los mexicanos?
   Coincidira'n al cabo nuestro ser nacional y nuestra percepcio'n 

   democra'tica?  Podremos lograr dicha coincidencia sin esa ``necesidad 

   moral de la paz'', como la llama elocuentemente Miguel Angel Granados 

   Chapa, indispensable en ``una nacio'n atribulada por la miseria y la 

   inequidad, atenazada hoy por esa guerra de todos contra todos impuesta 

   por la crisis devaluatoria y su manejo'', a la que encima de todos sus 

   males, se le impone hoy una guerra persecutoria en Chiapas?Latinoamerica en la Cumbre de Copenhague
por Carlos Fuentes
Algo se esta agotando en Latinoamerica: 

Los pretextos para justificarla pobreza. Ni raza, 

ni clima, ni latitud, ni etnia, sirven para dar 

razon de la existencia de doscientos millones de 

pobres. La pobreza ha dejado de ser destino religioso, 

resignado pero feliz, preferible a la riqueza

que tiene, como el camello por el ojo de la aguja, 

vedado el ingreso al cielo. "Vivir, nacer, en la dura 

ceniza agachados", asi describio Pablo Neruda a la 

fatalidad de la pobreza.
Cada vez resulta menos convincente el pretexto 

colonial. Tambien fueron colonias Canada, Estados Unidos 

y Australia y hoy son naciones ricas. Pero tambien 

fueron colonias los paises francofonos de Africa, que 

siguen siendo pobres. La culpa es de Iberia -"la Castilla 

miserable" de Antonio Machado-? Quizas. Pero despues 

de doscientos an~os de independencia, los paises de 

America Latina ya no pueden achacarle noventa y cuatro 

millones de seres en pobreza extrema a la Contra Reforma. 

Es probable que muchos de nuestros males les sean 

atribuibles a Felipe II. Aunque sea cierto, tambien es 

remoto. Mas amparo tuvieron, en todo caso, los desamparados, 

bajo la tutela de las Leyes de Indias y el respeto de 

la monarquia espan~ola hacia las tierras de las comunidades 

indigenas, que bajo las constituciones republicanas

que autorizaron el despojo en nombre del mercado y el 

genocidio en nombre del progreso.
Latinoamerica es pobre porque no se ha desarrollado, 

o no se ha desarrollado porque es pobre? Causa y efecto 

se anulan mutuamente, contribuyendo a ese vaiven, a esa 

desesperacion pendular que un dia German Arciniegas ubico 

entre la libertad y el miedo, entre la anarquia y la 

dictadura. Huerfanos seculares de la Razon y el Progreso, 

los latinoamericanos buscamos avidamente teologias que 

nos den fe, sino razon, y seguridad, si no progreso.
De Santo Tomas de Aquino a Karl Marx, pasando por 

Rousseau, Comte y Bergson y siguiendo con Keynes, Hayek y 

Friedman, somos comunicantes desamparados en busca de su 

iglesia. Nos tragamos todas las hostias, asi sean ruedas 

de molino. Y si nos va mal, pronto descubrimos al Diablo 

que nos engan~o, impidiendonos llegar a la Tierra Prometida 

del Desarrollo, la Democracia y la Justicia. Nos cuesta 

aceptar que el Diablo somos nosotros mismos y que, como en 

el poema de William Blake, las puertas del cielo y del 

infierno son contiguas y de nuestra propia hechura.
Los pretextos para justificar la pobreza se estan agotando 

porque se han agotado las ideologias que, desde la derecha 

o la izquierda, nos prometan para esos instantaneos. El 

precio de este viaje al Eden recuperado era siempre sacrificar 

algo, a veces lo mejor, de nosotros mismos. Alucinados por 

el progreso, creemos que avanzar era olvidar, dejar atras 

las manifestaciones de lo mejor que hemos hecho: la cultura 

riquisima de un continente indio, europeo, negro, mestizo, 

mulato, cuya continuidad afan no encuentra correspondencia 

politica.
Cultura sin fisuras y politica fracturada. Cultura de la 

abundancia y economia de la necesidad. Que las separa, que 

les impide adquirir, a la economia y a la politica, la 

vitalidad ininterrumpida de la cultura que hemos hecho, 

a lo largo de los siglos, todos los latinoamericanos?

Es la miseria el destino de los herederos de Machu-Picchu y 

Teotihuacan, de Santo Domingo en Oaxaca y de la Compania en 

Potosi?  Es la marginacion la fatalidad de los descendientes 

de Sor Juana y Aleijadinho, Ruben Dario y Machado de Assis? 

En 1806, durante su visita a Mexico, el cientifico aleman 

Alexander von Humboldt llama al entonces virreinato de la 

Nueva Espana "el pais de la desigualdad". Pudo haber 

extendido su descripcion a todas las tierras al sur del 

Suchiate. La desigualdad es el gran baldon de la historia 

latinoamericana. La colonia lo disfrazo y hasta lo atenuo 

mediante la labor heroica de hombres como Vasco de Quiroga en 

Mexico, Manuel de Nobrega en Brasil y de las misiones 

jesuitas del Paraguay. La independencia perdio la gran 

oportunidad de aliar igualdad con libertad; consagramos esta, 

repudiamos aquella. Las Elites criollas que consumaron la 

independencia no habian luchado para compartir sus frutos 

con los despreciados "pardos".
Desde entonces, nuestros esfuerzos por generar riqueza se 

han visto vulnerados, constantemente, por nuestra incapacidad 

para alcanzar igualdad. Hemos duplicado, en los ultimos veinte 

an~os, la poblacion, pero la mitad, doscientos millones, 

viven en la pobreza y un numero identico, tambien doscientos 

millones, son menores de dieciocho an~os: un continente de 

nin~os y adolescentes?. Todo latinoamericano que en el

an~o 2000 demande un trabajo, ya nacio, ya esta alla, y 

muchas veces donde esta se llama ciudad perdida en Mexico, 

poblacion cayampa en Chile, villa miseria en Argentina, 

rancho en Caracas, favela en Rio.
La desigualdad y la pobreza nos marcan con un hierro 

candente. Lo que se gana se pierde: pobreza y desigualdad 

generan desesperanza y resignacion a veces, pero tambien 

mueven voluntades. Apenas se les presenta la oportunidad del 

ascenso social, nuestros hombres, mujeres y nin~os lo toman. 

Doy un ejemplo. Me ha tocado conocer, como escritor, a tres 

generaciones de lectores mexicanos. El abuelo llego del campo 

con el impulso de la Revolucion, la Reforma Agraria, las 

comunicaciones y la industrializacion. Nuestro primer 

secretario de Educacion, Jose Vasconcelos, le dio al joven 

abuelo la primera escuela y el primer libro. El hijo, en la 

segunda generacion, paso de la clase obrera a la clase media, 

y desde joven adquirio libros y en ellos encontro sus sen~as 

de  identidad -de Borges y Neruda a Gabriel Garcia Marquez 

y Ruben Fonseca-. Pero el nieto, golpeado por la crisis 

economica de la  decada perdida, debia abandonar los estudios 

a los trece an~os, irse a la calle para complementar el ingreso 

familiar, vender chicles en las intersecciones de las grandes 

avenidas, disfrazarse de payaso, suicidarse lentamente 

tragando fuego para entretenimiento de transeuntes, o unirse 

a pandillas criminales. Meninos da rua en Brasil, gamines 

en Colombia, vidas partidas por el rayo de la pobreza, vidas 

perdidas en las atarjeas del subdesarrollo...
Los latinoamericanos no hemos carecido de exito en este 

siglo. Tanto los Estados nacionales como los sectores 

productivos crecieron notablemente a partir de la primera 

guerra mundial. Lo que no crecio fue el acceso al credito, 

la asistencia tecnica, la inversion en capital humano, 

"vivienda e infraestructura basica: medidas compensatorias hacia 

los sectores de la pobreza extrema y grupos vulnerables", como 

indica este Informe. Faltaron las acciones para "aumentar 

la productividad de los pobres".
Falta, asimismo, la clara voluntad de distinguir y respetar 

las funciones propias del sector publico y las del sector 

privado, dandoles contenido social a ambos, asegurando que 

las estrategias de inversion, exportacion y ahorro se combinasen 

con correctivos sociales. Estos, durante la Guerra Fria, fueron 

confundidos con las politicas del comunismo sovietico, y 

satanizados en consecuencia.
Las sociedades exigian reforma. Los poderes politicos y 

economicos las obstruian. Las doctrinas de la seguridad 

continental paralizaron multiples iniciativas de cambio que 

buscaban mayor igualdad, mejor distribucion, un grado superior 

de justicia. Perdimos cuarenta an~os en la esterilidad bipolar, 

culminando, en la decada de los ochenta, con una crisis que 

redujo drasticamente el poder adquisitivo, retrajo los 

salarios reales a los niveles de 1960, aumento el desempleo, 

la malnutricion y la mortalidad infantil, disminuyo el gasto y 

los servicios sociales y generalizo la pobreza. No fue solo el 

efecto de una crisis financiera. Fue la consecuencia del 

aplazamiento de reformas indispensables.
Los Estados nacionales de Latinoamerica, agobiados por 

las demandas insatisfechas de obreros, campesinos, sector cultural, 

empresarios, militares y acreedores extranjeros, sucumbieron, 

en muchos casos, a las dictaduras castrenses, a la necesidad 

de purgas macroeconomicas en seguida y, finalmente, a la 

consagracion democratica. En este transcurso critico, aprendimos 

que el desarrollo, por si mismo, no engendra justicia ni elimina 

pobreza, que la solucion de problemas de caja y disen~os de la 

macroeconomia -frenar la inflacion, equilibrar el presupuesto, 

eliminar barreras al comercio, aumentar la reservas- no 

derrotaban, por si mismas, a la pobreza, y que toda teoria del 

crecimiento carecia de validez si no se dirigia al destinatario 

real de la economia: la persona humana. Su familia. Su cultura.
Tuvimos que aprender de nuevo que las politicas sociales, 

como indica el Informe, "son una inversion de alta rentabilidad 

economica". Al mismo tiempo, le imponen una condicion sustantiva 

a la democracia: no puede mantenerse un orden de libertades sobre 

el fragil sustento de la miseria. Mejor que nadie, lo ha 

preguntado el vicecanciller sueco, Pierre Schori: cuanta pobreza 

soporta la democracia, cuanto subdesarrollo tolera la seguridad 

global? Porque el problema no es solo nuestro, como expresamente 

lo anuncia la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social. Descubrimos, 

al acabar la Guerra Fria, que el fin del comunismo al este del 

Rio Elba no aseguraba el triunfo de la justicia social ni al 

oeste del Elba ni al sur (ni al norte) del  Rio Grande.
La cuestion social, largamente aplazada, volvio al primer 

plano de la preocupacion politica. Descubrimos la universalidad de 

la agenda social: crimen, violencia, droga, falta de techo, falta 

de salud, educacion insuficiente, problemas de la infancia, de la 

mujer y de la tercera edad, pandemias incontrolables, demografias 

y medio ambiente. La crisis de las civilizaciones urbanas afecta 

por igual a Bogota, Boston y Birmingham. Solo 

que en Estados Unidos y en Europa Occidental, la pobreza es 

minoritaria y la riqueza mayoritaria. En America Latina, la 

pobreza es mayoritaria y la riqueza minoritaria.
Hay, es cierto, un tercer mundo dentro del primer mundo y 

un primer mundo dentro del tercer mundo. Pero mal de muchos 

es consuelo de tontos. Lo importante es darnos cuenta de que 

ambos mundos, el primero y el tercero, estan unidos por la 

integracion economica global, por la difusion mundial de la 

informacion y por las crecientes corrientes migratorias del 

oriente al occidente pero, sobre todo, del sur al norte. Entramos 

a un universo co-responsable. Sabremos asumirlo? Hoy, vuelven 

a cobrar todo su valor estas palabras del lider laborista ingles 

Clement Attlee: "No podemos sobrevivir si creamos un paraiso 

dentro de nuestras fronteras y toleramos un infierno fuera 

de ellas"
Como crear sin confrontaciones la co-responsabilidad imaginada 

por Attlee?  Es que presentarle, una vez mas, su cahier de dolares 

al Norte, el Sur debe asumir obligaciones que, como la caridad, 

comienzan en casa. Eliminar gastos superfluos (en muchos casos, 

devoradores gastos de defensa), introducir reformas fiscales y 

otros correctivos de la distribucion, instrumentar los programas de 

educacion y salud. Todo esto es cierto, pero no conduce 

necesariamente a la eliminacion de la pobreza sin un marco de 

atribuciones que elimine tambien la mutua satanizacion del Estado 

nacional por los partidarios del mercado o del mercado por los 

partidarios de la intervencion estatal.Carlos Fuentes

Salinas versus Zedillo: Las faldas de la Coatlicue
``Es Valle Incla'n en directo''. De este modo sucinto y certero me 

describio' Jorge Sempru'n, en 1981, el esperpento protagonizado por el 

teniente coronel Antonio Tejedo Molina en Madrid el 23 de febrero, en 

las Cortes y frente a las ca'maras de televisio'n.
La tentacio'n de hacer bromas valleinclanescas sobre las actitudes 

recientes del ex presidente de Me'xico, Carlos Salinas de Gortari, ha 

sido grande y, a menudo, irresistible. Los caricaturistas lo pintaron, 

a partir de su decisio'n de ayunar, como un Gandhi criollo, un faquir 

exhibicionista o un Cristo que se clava a si' mismo a la cruz, 

murmurando: ``Perdo'name Sen~or, no se' lo que hago''.
Pero Carlos Salinas sabe muy bien lo que hace. Todos hari'amos mal en 

subestimarlo. No se trata de un loco, sino de un hombre sumamente 

complejo y sumamente inteligente, digno de un estudio en profundidad 

sobre el individuo en el poder, como el que Gregorio Maran~o'n dedico' al 

Ce'sar Tiberio, o lo que, ma's recientemente, han obsesionado a Gabriel 

Garci'a Ma'rquez y a Richard Kapuscinski. Si sus enemigos lo subestiman, 

Salinas les llevara' una gran ventaja. Su guio'n no lo escribio' el autor 

de Martes de carnaval, sino el de La larga marcha.
Salinas, el joven maoi'sta, el viajero novicio a la China popular, el 

avezado tecno'crata, el presidente internacionalmente vitoreado, se 

sintio' amenazado por las acciones del nuevo gobierno mexicano, trato' 

de detener los hechos a la fuerza, enviando una escolta armada a 

rescatar a su hermano Rau'l, acusado de la autori'a intelectual del 

homicidio de Jose' Francisco Ruiz Massieu, secretario general del 

oficialista PRI (Partido Revolucionario Institucional), se topo' con el 

Eje'rcito y mejor se retiro' a su base populista, el barrio San Bernabe' 

de Monterrey, la colonia proletaria favorecida por el programa social

de la presidencia salinista, Solidaridad. Las cuevas de Hu Nan de 

Carlos Salinas de Gortari.
Alli', confirmo' su triple postura ante los acontecimientos que 

conmueven a Me'xico. Cree en la inocencia de su hermano. Exige que se 

le exima de toda sospecha de encubrimiento en el caso del asesinato de 

Luis Donaldo Colosio, el candidato del PRI a la Presidencia, en marzo 

de 1994. Y pide, por u'ltimo, que el gobierno de Ernesto Zedillo se 

haga responsable exclusivo de la crisis provocada por la devaluacio'n 

del peso mexicano en diciembre del an~o pasado.
Al defender a su hermano Rau'l Salinas, el ex presidente nos recuerda a 

todos que la pelota de este violento jai alai de la poli'tica

mexicana, salio' del lado de Ernesto Zedillo y que fue el presidente 

actual quien, en efecto, inicio' la ruptura con el presidente anterior.

 Por que' lo hizo?  Para afirmar su propio poder, debilitado por las

sucesivas crisis de sus turbulentos primeros cien di'as: devaluacio'n, 

crisis financiera, Chiapas, negociaciones humillantes con Estados 

Unidos?  Porque sabi'a de movimientos poli'ticos del ex presidente que 

podi'an representar un peligro para el nuevo presidente?  Para cumplir 

el ritual parricida sexenal de la poli'tica mexicana?  O, simple y 

verazmente, porque Zedillo contaba con nueva y precisa informacio'n 

para inculpar a Rau'l Salinas y antepuso la aplicacio'n de la ley a 

cualquier otra consideracio'n, personal o poli'tica?
Aunque no fuese asi', habri'a que darle a Zedillo, en beneficio de la 

nacio'n, el beneficio de la duda y creer que su pasio'n casi puritana 

por la reforma del aparato judicial, poniendo el derecho por encima de 

todo y de todos, lo llevo' a iniciar la secuela que estoy comentando. 

Pero el presidente no podi'a ignorar que en efecto cumpli'a el rito 

sexenal azteca, que su acto le acarreari'a popularidad inmediata y una 

percepcio'n de Zedillo como presidente fuerte. Se expuso -- lo previo' o 

no?-- a una ene'rgica respuesta del ex presidente Salinas. Y e'ste, al 

responder como lo hizo, rompio' la regla de oro de la sucesio'n del 

poder por la li'nea materna en Me'xico: el ex presidente lo aguanta 

todo, calumnia, befas, desprecios, a fin de que el nuevo presidente 

acapare el poder absoluto. No cabe ma's de una persona en la cima de la 

pira'mide del poder mexicano. Esto era cierto para Moctezuma y lo es 

para Zedillo.
Pero la contrapartida de este trueque de poderes es que ni el ex 

presidente vuelve a abrir la boca, ni el presidente en turno le toca 

su dinero o su familia. La ruptura de Zedillo con Salinas fue por esto

ma's brutal que la anterior y hoy muy evocada: la que ocurrio' entre el 

nuevo presidente, La'zaro Ca'rdenas, y el poder detra's del trono, el ex 

presidente y jefe ma'ximo de la Revolucio'n, Plutarco Eli'as Calles, hace 

exactamente cincuenta an~os, en 1935. Au'n Calles, sin embargo, acepto' a 

regan~adientes su exilio y Ca'rdenas, una vez asegurada la fuerza y 

dignidad de su investidura, paso' a aplicar su propia poli'tica. Entre 

1936 y 1940, revoluciono' a Me'xico en todos los o'rdenes: reforma 

agraria, educacio'n, nacionalizacio'n del petro'leo, organizacio'n obrera, 

poli'tica exterior independiente... y base corporativa para la

simbiosis del gobierno y el partido oficial.
Lo que hoy se juega, precisamente, es saber si ese sistema, que ha 

regido a Me'xico durante medio siglo, puede perpetuarse, va a renovarse 

o debe ser sustituido por otro. De alli' que el enfrentamiento 

Zedillo-Salinas rebase con mucho a las personalidades de ambos y nos 

situ'e en el meollo de la cuestio'n poli'tica mexicana. Se ha llegado al

li'mite. El antiguo sistema no da para ma's. Ni social, ni econo'mica, ni 

poli'ticamente, es sostenible. Mientras aseguro' estabilidad y

desarrollo a cambio de libertad democra'tica, fue tolerado y hasta 

admirado. Cuando su cosecha so'lo es crisis econo'mica, inestabilidad, 

corrupcio'n e impunidad de sus actores,  para que' sirve? Pero a esta 

pregunta, acto seguido, hay que an~adir otra:  Con que' sustituirlo?
La respuesta no se hace esperar. Con democracia. Pero la democracia la 

canalizan los partidos. Y aqui' volvemos a la crisis actual: todos los 

partidos poli'ticos mexicanos esta'n en crisis y en proceso de 

recomposicio'n. El PRD (Partido de la Revolucio'n Democra'tica) tiene un 

ala socialdemo'crata y otra ultraizquierdista. El PAN (Partido de Accio'n 

Nacional) tiene una ala colaboracionista y otra independiente.

Y el PRI tiene un ala progresista y otra dinosa'urica.
Hasta hace unos di'as, Ernesto Zedillo, sin renunciar a su filiacio'n 

prii'sta, afirmaba sobre todo la necesidad de separar al partido del 

gobierno. No dudo que esta siga siendo su intencio'n. Pero el sa'bado 4 

de marzo, al celebrar los 66 an~os de la fundacio'n del partido, el 

Presidente tuvo que reafirmar, con inso'lita energi'a, la firme alianza 

del gobierno con el PRI. Unas horas antes, el procurador general de la 

Repu'blica habi'a ``obsequiado'', como dicen los leguleyos, las 

exigencias del ex presidente Salinas, exonera'ndolo de cualquier 

sospecha de encubrimiento en el caso Colosio. Zedillo tuvo que

regresar al PRI para afirmar su propia fuerza ba'sica --el partido-- 

mientras Salinas regresaba al barrio de San Bernabe' en Monterrey a 

reafirmar la suya propia --el movimiento de Solidaridad,  el futuro 

partido ``Solidaridad''?--.
Porque falta tratar el tercer tema suscitado por el muy activo e 

inteligente ex mandatario, que no en balde se sabe El Pri'ncipe de 

Maquiavelo de memoria: la mejor defensa es el ataque. Sin negar 

insuficiencias propias, Salinas culpa al gobierno de Zedillo de haber 

convertido, con la devaluacio'n de diciembre, ``un problema'' en una 

``crisis''.
Desde mi punto de vista, Salinas esta' equivocado pero es natural que le 

cueste ver el desastre de un modelo econo'mico --el neoliberalismo, la 

economi'a vudu' denunciada un di'a por su amigo George Bush, la fo'rmula 

ilusoria del goteo de la riqueza acumulada hasta arriba hacia los que la 

esperan alla' abajo-- que el ex presidente y los hombres del ex 

presidente hicieron suyo hasta la sacralidad.
El modelo neoliberal ocurre en las esferas celestiales de la 

macroeconomi'a. Pero la mayori'a de la gente vive en la microeconomi'a. Y 

aunque la macro puede resolver, como lo advirtio' el siempre alerta 

Gabriel Zaid, problemas de caja, luego se debe pagar un alto precio

por el castigo a los individuos y las empresas, al ahorro, a la 

inversio'n productiva. El gobierno de Carlos Salinas se goberno' a si' 

mismo por el dogma neoliberal, endulzado por el paliativo cristiano de 

Solidaridad. Presupuestos equilibrados, inflacio'n de un solo di'gito, 

importantes reservas de divisas, apertura al mundo y brazos abiertos 

al capital fora'neo.
Lo malo fue que este capital so'lo mi'nimamente invirtio' en el sector 

productivo y ma'ximamente se dedico' a la especulacio'n, sujeta'ndose (y 

sujetando a Me'xico) a movimientos financieros sobre los cuales ningu'n 

gobierno actual tiene control y que, en nuestro caso, se fueron como 

vinieron, en alas de oscuras golondrinas. Basto' para ello que en 

Me'xico se acumularan los problemas poli'ticos y otros mercados 

ofrecieron mayores ventajas que el nuestro. Aqui' al lado, noma's, 

Estados Unidos salio' de la recesio'n y aumento' sus tasas de intere's: 

Como diri'a Arnold Schwarzenegger, `` Hasta la vista, baby!''.
El Banco Mundial, desde principios del 94, habi'a hecho circular un 

informe sumamente cri'tico de la baja productividad, el escaso ahorro y 

la dependencia excesiva de la economi'a mexicana. Larry Summers, el 

subsecretario norteamericano del Tesoso y futuro presidente del Banco 

Mundial, ha vuelto a recordarlo hace di'as: ``Me'xico cometio' graves 

errores en la poli'tica macroecono'mica durante el u'ltimo an~o. A pesar 

de las expresiones de preocupacio'n de funcionarios norteamericanos y 

otros, en el sentido en que la poli'tica mexicana era insostenible, los 

mexicanos se aferraron a la opinio'n de que la pe'rdida de reservas del 

pai's no necesitaba ajustes de la poli'tica''. El argumento del Tesoro 

de Estados Unidos es el mejor que tiene Zedillo para contestar a 

Salinas.
Las oscuras golondrinas se fueron, deja'ndonos en las manos los nidos 

vaci'os de una insostenible deuda externa disfrazada de deuda interna 

(los Tesobonos), el crecimiento sacrificado al fetiche de la baja 

inflacio'n, la apertura comercial conducida a un ritmo febril que 

acabari'a por sacrificar las evidentes y comprobadas ventajas del 

Tratado de Libre Comercio, importaciones excesivas financiadas con 

capital vola'til, un de'ficit en ascenso de la balanza en cuenta 

corriente y, a pesar de todo, la conviccio'n dogma'tica de que este no 

so'lo era el mejor, sino el u'nico

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